lunes, 21 de enero de 2013

Los días en que la herida duele


Los días en que la herida duele


Puedo seguir como si nada, puedo avanzar cargando el remedo humano que llamo cuerpo, andar como si nada pasara, como si no lo pensara, incluso en algunos momentos hacerme creer que no es cierto, que no lo siento.

No obstante, una noche determinada, una tarde cualquiera, o en medio de mi sueño, comienza como un cosquilleo, como la comezón de una costra, y avanza, hasta convertirse en un nudo en la garganta, de aquellos que no dejan respirar y tratan de ahogar el llanto que quiere escapar.




Mientras no le diga mentiras el espejo no me engañara, la voz que sale de mi imagen es aquella que tanto daño me hace, cuanto odio la imagen, cuanto odio sus palabras, cuanto odio que sean verdad.

Trato de no escuchar, de no ver, ahora es lo que huelo, es la costra que no deja de sangrar, un hedor emana de ella, es el grito que deje pudrir, es el sentimiento que deje morir, entonces trato de dejar de oler, pero, no puedo dejar de sentir.

Los días en que la herida duele, soy un guiñapo, los días que la herida duele, duele mas que me duela tanto.

Miento a mis sentidos, menos al tacto, los días en que la herida duele, se que no he de morir, y no es que duela la herida, es lo que representa, los sueños rotos, las fantasías olvidadas, lo que soy y dejo morir.

Los días que la herida duele no dejo de soñar que todo tiene que pasar, pero aun siendo el guiñapo, lo que más me duele es estar consciente de serlo.

Feyazo
Twitter @feyazo



No hay comentarios:

Publicar un comentario